Para este Día de la Madre, elegimos dialogar con Mónica Aguilar de Conti y Paola Conti madre e hija y ambas contadoras. Se parecen más de lo que ellas creen y hasta sonríen muy parecido, con un gesto en los ojos que confirma aquello de que la sangre es más fuerte que todo.
-Comparten la profesión: ¿qué otras cosas tienen
en común? ¿O se reconocen muy distintas?
Mónica:-Tengo
tres hijos, Paola, Enriquito y Valentina. Los dos mayores son contadores y
Valentina diseña moda. Los amo a los tres. Paola es la mayor, compartimos
muchas cosas. En la vida profesional, trabajamos en la misma repartición, el
Tribunal de Cuentas. Yo soy fiscal y ella auditora, pero con otro fiscal. Todos
dicen que somos un clon….excepto por los veinte centímetros de altura que me
lleva! (risas). Tenemos un carácter parecido, aunque ella un poquito más
fuerte, porque es una mezcla entre su padre y yo. Al ser la hija mayor, uno le
exige más. Cuando yo no estaba, sabía que si la dejaba a cargo de sus hermanos,
todo iba a estar bien.
Paola: -Además de
la profesión, con mamá compartimos el gusto por la moda, un café…muchas cosas.
Somos muy compañeras. Ella es una persona muy alegre, siempre está de buen
humor y tiene la palabra justa para cuando una lo necesita. Si bien somos
distintas, compatibilizamos mucho y disfrutamos de la compañía mutua.
-¿Cómo fue cuando Paola decidió estudiar para ser
contadora?
Paola: -Cuando
salí de la Escuela Modelo, le dije a mi mamá que quería ir a una escuela que
tuviese números, me gustaba mucho la Matemática. Entonces ella me dijo que
probara con la Escuela de Comercio, que era donde habían estudiado ella y mi
papá. Ese fue un año complicado para el examen, pero yo aprobé, aunque también
había rendido en la Católica. Elegí la Escuela de Comercio y no me arrepiento,
es una escuela excelente.
Mónica: -Paola
siempre fue muy responsable. Yo la llevaba bastante al estudio, la llevaba
conmigo cuando era chicay ella jugaba con la máquina de calcular. Y siempre
decía: “Mamá, cuando yo sea grande, voy a ser contadora como vos”. Tenía
mucha facilidad para los números y fue muy buena alumna, tanto en la Escuela de
Comercio como en la Universidad Católica de Cuyo, donde se recibió de
contadora.
-Se dan consejos acerca de la
profesión o el trabajo…
Mónica: -Al ser
yo fiscal de cuentas, estoy inhibida para el ejercicio, pero igual los hijos te
preguntan cosas. Cuando he podido, los he ayudado. Ahora, muchas veces, soy yo
la que les pregunto a ellos. A esta altura de la vida, me doy cuenta que mis
hijos son una luz en muchas cosas, en especial lo tecnológico.
Paola: -Como mamá
ya no ejerce en forma independiente, cuando sí lo hacía, yo todavía era
estudiante. Me dio la posibilidad de ir aprendiendo a la par en el estudio,
junto con mi padre y su socio. Yo me sentaba y enseñaba a llenar los libros de
sueldo, a armar un balance…Hoy por hoy yo trabajo de manera independiente y a
esta altura, los consejos son “al revés”. No me puedo quejar, porque gracias a
ella y a mi padre soy lo que soy como profesional y persona.
-¿Trabajaron o trabajan juntas?
Paola:
-Trabajamos en el mismo organismo, pero en funciones distintas: yo soy auditora
y ella es fiscal. No estamos juntas, pero sí en el mismo organismo. Y en la
parte privada, cuando ella todavía ejercía, trabajábamos juntas porque yo
aprendía la práctica de ella. Siempre me sentí muy contenida.
Mónica: -Ella es
muy independiente y eligió trabajar en otro estudio, no en el de la familia. Y
yo respeto mucho eso. Estoy orgullosa de ella y las decisiones que toma. En
cuanto al organismo en el que trabajamos, ella es muy responsable y eso me pone
también muy orgullosa.
-El hecho de
tener la misma carrera y la misma profesión ¿las acercó una a la otra?
Mónica: -Yo
siempre he estado cerca de mis hijos, soy un poco obsesiva. Los he seguido muy
de cerca a los tres, considero que los padres siempre tenemos que estar
presentes, es fundamental eso. En la secundaria, a Paola le encantaba que yo le
escuchara las lecciones y en la universidad,
yo siempre le explicaba las cosas con ejemplos…¡y ella a veces me decía:
“bueno mami, no siempre me expliques con ejemplos”!
Paola: -Siempre
me sentí identificada con los dos, mamá y papá, porque yo elegí la misma
carrera de ellos, creo que viene en la sangre. Siempre me sentí contenida, en
lo profesional y en lo personal. Cuando yo empecé y entré al estudio en el que
trabajo, le pedí consejos a mamá, sobre todo en aquello que sentía que yo no
era fuerte. Ella siempre estuvo muy predispuesta a enseñarme. Hoy a veces se
invierten los roles, y ella es la que me consulta a mí.
-¿Qué se dirían, la una a la otra, que no se hayan dicho todavía?
Paola: -Creo que
mi forma de ser siempre expresó todo lo lindo que representa ella en mi vida.
Fue la persona que me dio la vida y que me hizo la mujer que soy, más allá de
que me permitió volar y crecer en este mundo tan complicado. Creo que la única
palabra que cabe en este momento es: Gracias, mamá, te amo.
Mónica: -Le diría
tantas cosas…que estoy orgullosa, que es una hija ejemplar y que realmente como
madre, creo que he cumplido con mi tarea, he tenido unos hijos maravillosos y
ella ha logrado todas las metas que se propuso. Hay que dejarlos hacer lo que
ellos quieran. Sólo le pido a Dios que este país mejore para ellos.
